2 Timoteo 2:24
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido.
EDUCAR PARA LA
AMABILIDAD ES EDUCAR PARA EL AMOR Y LA PAZ CONSIGO MISMO.
La amabilidad se
define:
Calidad de amable, una
persona amable es la que por su actitud, complaciente y afectuosa es digna de
ser amada.
Cuando se habla de
amabilidad, se requiere referir al amor, pues sin amor no puede existir
amabilidad.
AMOR ES AMABILIDAD
El amor que tengo hacia
mi persona es la manera que puedo amar a cualquier otra persona.
“Podemos pagar un préstamo de oro, pero siempre estaremos
en deuda con los que han sido amables con nosotros”
Prov. malayo
La amabilidad es:
·
Una actitud – tiene que
ver con el actuar.
·
Un modo habitual –
tiene que ver con un hábito.
¿Dónde se aprende?
1. 1. La amabilidad se enseña en casa y después en la escuela.
2. 2. Se requiere educación en la infancia y en la juventud.
Una persona amable
tendrá:
AFECTO. Sentirse
aceptado y amado con sus cualidades y defectos. Percibir que sus padres y
educadores han escogido amarle y respetarle.
ALEGRÍA
COMO HÁBITO. Mostrarse satisfecho de vivir, de amar, de compartir el tiempo
con el educando, en una actitud divertida y des dramatiza dora. Reír en
familia con frecuencia y contagiar la alegría sin reservas.
CONFIANZA. Creer
en su capacidad, en su bondad, en sus aptitudes, permitirle que se
equivoque y transmitirle siempre el mensaje de que puede vencer las
dificultades, que seguiremos cerca para ayudarle, que con su esfuerzo e ilusión
conseguirá lo que se proponga.
ACEPTACIÓN. Dejarle
ser persona, valorar su singularidad, estimularle a pensar por sí mismo,
pero con honradez y respeto a los demás. Recordar las palabras de Kahil Gibran:
“Tus hijos no vienen de ti, y aunque estén contigo, no te pertenecen. Puedes
darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues ellos tienen sus propios pensamientos.”
SEGURIDAD. Manteniendo una actitud definida que
permita al educador conocer nuestras reacciones y saber a qué atenerse. Pero
la seguridad le viene al niño, sobre todo, del ejemplo de normalidad y
naturalidad en el trato diario y de comprobar que los adultos sabemos reconocer
nuestras limitaciones y defectos, aunque no por ello desistimos en el empeño de
ser mejores cada día. Vernos humanos y capaces de pedir perdón, les da
seguridad porque nos sienten más de cerca de sí mismos, más a su altura.
LA BIBLIA DICE:
La Biblia nos enseña por medio de la historia de David y Nabal lo siguiente:
1 Samuel 25:3
David – Era un hombre amable. Verso 7 y 8
Nabal – Era un hombre mal educado. Verso 10 y 11
Abigail – Era una mujer prudente. Verso 14 y 18
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